Día 1:
Me he acomodado en el sofá con mi primer café mañanero en la mano. En la mesa hay tulipas y estoy a punto de disfrutar de un amplio desayuno, con variedades de pan, mermelada (casera), miel, queso, embutido y fruta. ¡¡Estoy en Berlín!!
He tenido el placer de despertarme al lado de Alex, que aquí en Berlín es cómo llaman la plaza central „Alexanderplatz“. Cuando mi ojo derecho todavía no se había decidido a abrirse, mi ojo izquierdo ya estaba echando un curioso vistazo por la ventana desde la que se ve el Fernsehturm, la famosa torre de televisión de Berlín. Con esta vista tan clásica berlinense mis endorfinas me llenan de felicidad. Ahora estoy aquí sentada, sonriendo, en Berlín de nuevo y contenta de estarlo. Estoy disfrutando del ambiente acogedor de este piso, con parquet de madera, antiguos armarios de la abuela, ventanas grandes y sin las baldosas blancas que en España hay por todas partes 🙂
Anoche, nada más llegar me puse a charlar con mis amigos que me están acogiendo durante la feria de turismo de Berlín. Llevábamos más de un año sin vernos, de manera que entre cena y copitas nos quedamos charlando hasta las tantas y se nos alargó tanto que me perdí la primera fiesta de la ITB.
Días 2+3+4:
¡Tengo hambre! Estoy completamente agotada pero al mismo tiempo aún muy emocionada/alterada de todos los encuentros de los últimos días. Ha sido una semanita corta pero muy intensa. Me he encontrado con viejos amigos, he conocido mucha gente nueva y he encontrado inumerables destinos de viaje que voy a añadir a mi lista de sitios dónde ir en cuanto antes. ¡Ahora toca ralentizar un poco el ritmo, mirarme todos mis apuntes y hacer muchos planes para nuevas aventuras! 🙂