Cuando te desplazas continuamente de un lado a otro, hay un montón de cosas que te pueden pasar. Yo podría contar unas cuantas de las que me han sucedido ya, viajando. A veces son los demás viajantes, pero otras veces soy yo misma que me meto en situaciones incómodas, o que no tengo ni idea de qué hacer o cómo reaccionar. Pero es que algunas de mis historias realmente merecen la pena ser contadas. Lo mejor que me pasó jamás fue un Upgrade inesperado en un vuelo de KLM.

 geschichten vom fliegen

Estaba de vuelta de Amsterdam y parecía que el vuelo estaba irremediablemente sobrereservado, de modo que la gente se iba acumulando. La responsable de la compañía empezó a revisar el equipaje de mano de los pasajeros de uno en uno. Todas las bolsas, mochilas y maletas que parecían algo más grandes de lo normal debían facturarse. En realidad eso no supone ninguna complicación mayor, porque no hay que pagar nada “extra”, solamente hay que recoger la maleta en la cinta luego, junto a las otras de mayor volumen. Pero si vas a aterrizar en El Prat, sí puede resultar un problema: los que se ocupan de transportar las maletas facturadas del avión a la cinta no son precisamente los más rápidos. Te puedes estar horas (o esa sensación tengo yo siempre) esperando a que llegue tu equipaje. Además, los que no tienen la suerte de tener a alguien esperando en el aeropuerto para recogerlos, o no tienen suficiente dinero para un taxi, corren el riesgo de perder el último tren (que sale a las 23h) y se las tendrían que apañar. Pero esa es otra historia. Yo, con mi experiencia “aeroportil”, nunca me arriesgo, y solo llevo mi bolsita negra que no ocupa casi nada, y no molesta ni en los aviones más llenos.

Flughafen Amsterdam KLM Flug

A lo que iba: Estábamos todos los pasajeros en la cola del Boarding y yo me estaba montando esta película. Cuando me tocaba a mi pasar, con el ruidito que se produce al escanear el código de barras de los billetes, la azafata me apartó hacia un lado. Yo pensando “¡Oh no! ¿Qué habrá pasado, ya?” y en mi cabeza empezaba a cundir el pánico: “Tengo que coger este vuelo. Tengo que llegar a casa”: “¿Qué pasa con mi billete?” “¿Me he equivocado, he hecho algún error en mi Check-in online?”

Una azafata me empezó a explicar que el avión estaba muy lleno, disculpándose. Pero entonces me dijo que tenían que cambiarme la reserva y me dio un billete nuevo. “¡¿Qué?!” “¿Cuándo voy a llegar a casa, entonces?” “¿Tendré que esperar a mañana para coger otro vuelo?” “¿Y dónde se supone que voy a pernoctar?”. De tantas preguntas no me había fijado en lo que ponía el billete. Le eché un vistazo, y distinguí algo que decía “First Class”. No lo entendía. No me lo acababa de creer. Se debían equivocar. ¿Por qué me iban a meter en primera? Algo en mi no se atrevía a alegrarse. Muy incrédula, accedí, pensando que en cualquier momento me informarían del error. Pero incluso cuando me senté en uno de los sillones que están delante de la cortina gris que protege a la gente de primera clase de los pasajeros mortales, nadie me dijo nada. Entonces, una azafata me sonrío. Parecía que todo estaba en orden.

KLM FLUG

Poco a poco mis músculos ya se iban relajando. Sentada al lado de la ventana, leí un cartelito que explicaba que no se iba a sentar nadie a mi lado, para que los del First Class tuvieran más confort. Tenía un montón de espacio: tanto, que podía estirar los brazos y las piernas sin darme con el sillón delantero. ¡Qué bien estaba! La azafata se volvió hacia mi. Me preguntó si querría alguno de los periódicos o revistas, si me faltaba algo. O si quisiera un cojín. Me sentía más mimada que en casa de mamá. Aquello sí que era confort…

Algo más tarde, era la hora de comer. Y me sirvieron comida de verdad, con platos y cubiertos y demás. ¡Y encima estaba bueno! Del pánico de antes ya no había ni rastro: me sentía tan bien que no tenía ganas de aterrizar. Estaba tan bien que ni siquiera se me ocurrió tomar alguna foto de esa experiencia única. Así debería viajar siempre… De repente me vino a la cabeza una frase que había leído no sé dónde: This is how I was meant to travel. ¡Exacto! Ya me podría acostumbrar a volar así… Gracias KLM!

im-flugzeug

Disclaimer: El vuelo estaba patrocinado por KLM dentro del marco de un Blogtrip hacia Holanda. Lo del Upgrade en el vuelo de vuelta debía ser suerte, nada más, porque el vuelo de ida fue normal. Por supuesto, esta historia está basada exclusivamente en mi experiencia personal, y solamente expresa mi punto de vista. Pero lo de que el personal del aeropuerto de Barcelona es muy lento, sí que es verdad.